Esther Sánchez
El Norte lucha contra la expansión del vegetal, que, además de dañar los ecosistemas, y puede aumentar las alergias respiratorias.
Un ciclista pasa por una zona con plumeros de la pampa en las inmediaciones de Oviedo. JOSÉ LUIS CEREIJIDO EFE
El plumero de la pampa (Cortaderia selloana), originario de América del Sur, llegó a España como planta ornamental allá por los años cincuenta del siglo pasado, donde se hizo popular por la belleza de los estilizados penachos que la coronan. De los jardines de las casas, en los que se encontraba relativamente controlada, la especie pasó a ser utilizadas por el Gobierno para adornar rotondas y medianas de autovías y autopistas. Craso error. El Estado no incluyó al plumero en el catálogo de especies exóticas invasoras hasta 2013, fecha desde la que está prohibida tanto su plantación como su comercialización.
La planta, muy agresiva y resistente, encontró en las carreteras el camino perfecto y comenzó una expansión sin control que todavía continua. Al paso de los vehículos, sobre todo de camiones, las semillas se elevan del suelo y se desplazan incluso en días con poco viento. La autovía del Cantábrico (A-8) se convirtió en una de sus principales vías de colonización, y también se plantó en las de Madrid a Barcelona, de León a Burgos y en la autopista de Bilbao a Barcelona, entre otras.
Los plumeros son ahora un quebradero de cabeza para muchas comunidades, sobre todo para las regiones litorales del norte de España y del Mediterráneo, aunque ya ha alcanzado los archipiélagos y se expande hacia el interior. Crece en cualquier lugar: Marismas, dunas, bordes de bosques, prados mal mantenidos, cunetas, incluso en las ciudades donde se cuela hasta en los tejados o en fisuras de fachadas. Allí donde recala se hace fuerte y comienza la invasión, desplazando a las especies autóctonas y afectando gravemente a los ecosistemas, además de aumentar las alergias respiratorias entre la población. La estrategia nacional de gestión, control y erradicación del plumero del Ministerio para la Transición Ecológica indica que “se ha constatado un incremento de los casos de alergia respiratoria” en la época de la floración del plumero que podrían deberse a esta planta, ya que en esas fechas las otras gramíneas están en su mínimo de polen.
DISTRIBUCIÓN DEL PLUMERO DE LA PAMPA
Cada cuadrado, 10x10 kilómetros
“La gente se ha habituado a ver la planta, pero eso no significa que sea normal, porque causa problemas. Si no fuera así estaría calificada como exótica y punto”, aclara Tomás Díaz, catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo y especialista en el plumero. En el plan puesto en marcha por el Principado de Asturias se arrancaron en una primera fase el año pasado 2,8 millones de ejemplares. “Son muchísimos. El problema es que cada penacho produce 100.000 semillas, de tal forma que una planta que tenga 10 emite un millón de semillas que se dispersan con el viento, es algo imparable”, dice.
En Cantabria, una de las comunidades más afectadas, está en marcha desde el año pasado el programa Life Stop Cortaderia financiado por la Unión Europea y el Gobierno cántabro en su mayor parte. Felipe González, delegado de SEO/BirdLife en Cantabria y responsable del Life explica que van a eliminar la especie de zonas de alto valor ecológico de la Red Natura 2000 costera empezando por las marismas de Santoña, el húmedal más importante de aves migratorias del Cantábrico.
Con estas actuaciones quieren pasar de los 19 municipios —en toda Cantabria hay 102— que están ahora libres de plumero a 37. “Pretendemos frenar así su avance hacia el interior”, añade. Para acabar con las plantas hay que arrancarlas completamente y luego destruirlas, bien enterrándolas o llevándolas al vertedero para que no vuelvan a crecer.
“Todavía falta involucrar a los grandes propietarios de terrenos que son mayoritariamente ADIF, Puertos del Estado y el Ministerio de Fomento; conseguir recursos para el posterior mantenimiento de las zonas recuperadas y evitar que las plantas resurjan”. El objetivo es dejar de ver al plumero por todas partes. Eso se conseguirá reduciendo su presencia en la franja sur del Arco Atlántico (170.000 kilómetros cuadrados), que incluye las cuatro provincias del norte de España, dos regiones de Francia y dos de Portugal.
UNA EXPANSIÓN FRUTO DEL DESCONOCIMIENTO
Emergencia ecológica. La estrategia nacional para la especie afirma que se ha convertido en una emergencia ecológica en casi todos los países del mundo. Afecta, entre otros, a Nueva Zelanda, China, Estados Unidos y casi toda Europa. En España, la mitad norte se ha visto más afectada, pero también se localiza en los archipiélagos y en el resto del territorio.
Especie invasora. El Estado incorporó el plumero de la pampa al Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras el 2 de agosto de 2013. Desde entonces no se puede comerciar con ella.
Colonización. La principal vía de colonización son las carreteras, debido a que el Gobierno la utilizó durante años como planta ornamental en las medianas y rotondas, a pesar de las críticas ecologistas.
Problemas. Crecía en áreas muy alteradas, pero ahora ha colonizado zonas naturales como marismas, dunas y cursos fluviales. Puede desplazar a la flora y fauna autóctona afectando gravemente a los ecosistemas y a la salud humana al incrementar las alergias respiratorias.
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