EL PAÍS CULTURA
Ángeles García
La baronesa quiere que el Estado le arriende su colección por 20 años y quede exenta de pagar impuestos en España.
La baronesa Thyssen ha puesto a la venta Caballos de carreras en un paisaje (1894), un pastel sobre papel de Edgar Degas, una de las dos obras que posee del artista francés, con ello espera conseguir una cantidad similar a la obtenida con La esclusa, de John Constable, que vendió en 2012 por 27,9 millones de euros. Carmen Cervera insiste una y otra vez en que ella puede ser millonaria en cuadros pero que el mantenimiento de su colección y de su patrimonio es muy costoso, por lo que se ve obligada, de nuevo, a vender otro de sus cuadros más queridos. Caballos de carreras en un paisaje servirá para resolver sus problemas de liquidez más inmediatos. No sabe si saldrá en subasta o venta directa, pero afirma que tiene varias personas interesadas en la pieza.
“Los que somos coleccionistas sabemos cuánto nos duele desprendernos de cada una de nuestras obras. Pero en este momento no me queda más remedio. Estoy gastando cantidades enormes en abogados y no tengo beneficios por ninguna parte. No descarto poner en alquiler la casa de Marbella”, añade.
Al menos por el momento, no se desprenderá de Mata Mua, uno de las pinturas más emblemáticas de Paul Gauguin y con un significado muy emocional para ella (el barón la compró en dos ocasiones). Otra de las obras representativas de su colección personal, El puente de Charing Cross en Londres, de Claude Monet, podría tener un final similar al lienzo de Degas, aunque más a largo plazo.
Estas ventas se producen en plena negociación con el Gobierno sobre el futuro de su colección, depositada en la Fundación Thyssen. A finales de abril se conocerá la decisión final sobre los 429 cuadros que se exponen desde 2002 y cuyo acuerdo se ha ido renovando durante 12 años; la baronesa ya ha anunciado algunas de las medidas más importantes para llegar a un acuerdo. Su intención es arrendar al Estado todas las obras por un periodo de unos 20 años renovables, con disponibilidad para mover por el mundo un grupo variable de unas sesenta pinturas; exige cambios en las condiciones de las ventas y suprimir la obligación de informar al patronato. Además, reclama que se cumpla el acuerdo suscrito en 1999 con el entonces responsable de Cultura, Mariano Rajoy, en virtud del cual tanto ella como su esposo, el barón Heinrich Thyssen-Bornemisza quedaban exentos de obligaciones fiscales en España (ella tiene pasaporte suizo y reside en Andorra).
Carmen Thyssen ha hablado de estas condiciones que sus abogados negocian con Cultura durante un almuerzo celebrado con tres periodistas. Aunque se resiste a dar la cifra que pide por el arrendamiento a largo plazo de su colección, sí reconoció que se trata de una propuesta que dejaría resuelto el tema con sus herederos, su hijo Borja y las gemelas de este, Carmen y Sabina.
Cervera espera que las conversaciones se resuelvan felizmente para todos, aunque supone que el reconocimiento de su régimen fiscal puede ser lo más controvertido. “El acuerdo con Rajoy se suscribió”, explica, “porque en nuestro papel de mecenas teníamos que pasar mucho tiempo en Madrid trabajando con la colección. Nuestra residencia estaba en Andorra; aunque no fue por escrito, se nos reconoció el derecho a no tener residencia fiscal en España. En un momento (no recuerda cuando) eso dejó de ser así. Yo estoy pagando casi 500.000 euros al año en impuestos sobre el patrimonio y nunca he pedido ninguna contrapartida como vicepresidenta vitalicia de la Fundación Thyssen”. Cervera declina contestar si ha hablado directamente con el presidente Rajoy sobre el asunto.
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