domingo, 2 de septiembre de 2018

España se hace mayor. 1º, 2º, 3º y 4º ESO

LA RAZÓN SOCIEDAD
Guillermo González

El envejecimiento de la población es un hecho. En nuestro país hay, actualmente, un 40% menos de los niños necesarios para que se produzca el relevo generacional.



España se está haciendo vieja. Es la principal conclusión que salta a la vista tras un rápido vistazo a los datos de natalidad de los últimos años en nuestro país. La fórmula es sencilla: nacen menos niños y nuestros mayores mueren más tarde. El resultado, una población cada vez más envejecida. Claro ejemplo de ello es la comparativa de los nacimientos producidos en uno de los años más prósperos de España en cuanto a natalidad, 1975, en el que 669.378 niños vinieron a este mundo. Pese a que las cifras experimentaron ligeras variaciones durante los años posteriores, los 391.930 nacimientos del año 2017 confirmaron todas las predicciones: España está envejeciendo. Y comienza a ser preocupante.
No obstante, este descenso de la demografía podría entenderse como algo normal si se analizan algunas de las causas que lo provocan. A pesar de que entre los años 2000 y 2008 se produjo una pequeña recuperación en la natalidad, como consecuencia de la llegada masiva de inmigración, no se ha vuelto a frenar la tendencia bajista. Lo que está claro es que la situación de crisis económica y su reflejo en la legislación laboral han complicado, aún más, las relaciones de parentesco. Además, la tardanza de las madres primerizas en intentar el embarazo –30,9 en el último año– se explica como consecuencia de una situación laboral y financiera poco prometedora que impide la idea de asumir el coste que supone un hijo.
No obstante, cabe preguntarse por qué algunos países como Francia o Alemania, con estructuras estatales muy similares a las nuestras, tienen casi más del doble de hijos que nosotros. Las cifras de 2016 con respecto a los nacimientos de franceses y de alemanes están a la cabeza de toda Europa: 784.325 y 792.137, respectivamente. ¿Por qué los números dejan a España en tan mal lugar? Concretamente, en estos dos estados se han logrado importantes avances en esta materia. El aspecto económico ha sido fundamental facilitando, por ejemplo, el acceso al alquiler a las parejas jóvenes para fomentar su autonomía. El tratamiento fiscal, por medio del denominado «cociente familiar» –que consiste en dividir la renta gravable entre el número de miembros de la familia–, es mucho más beneficioso. Rebajar las cotizaciones para madres trabajadoras, campañas para cambiar la mentalidad de la población o fomentar las ayudas prolongadas a familias con hijos en edad infantil reflejan las diferencias abismales con respecto a España.

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