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Una investigación ha analizado restos de heces humanas antiguas acumuladas en un lago y ha confirmado que la urbe precolombina de EE.UU. languideció a la vez que disminuyeron las precipitaciones.
Representación de la ciudad de Cahokia, desaparecida en 1400 y situada en el actual estado de Illinois (EE.UU.) - CC
Al sur del estado de Illinois (Estados Unidos), existe un conjunto monumental de nueve kilómetros cuadrados y en el que pueden encontrarse 80 túmulos bajo la hierba. Es lo que hoy queda de la antigua ciudad de Cahokia, una urbe que alcanzó una extensión de 16 kilómetros cuadrados (Alcobendas, en Madrid, alcanza los 45) y que llegó a albergar a 30.000 personas en sus momentos de máximo esplendor, coincidiendo con un auge agrícola alcanzado gracias al maíz, las judías y las calabazas. Según los historiadores, la ciudad fue uno de los mayores y más influyentes asentamientos de la región desde el año 1050 al 1350. También fue un importante representante de la cultura misisipiana, que engloba a un rico conjunto de sociedades avanzadas de la región central y meridinonal del actual Estados Unidos, antes del contacto con las sociedades europeas.
Los exploradores franceses llegaron allí en el siglo XVII y se encontraron con una ciudad abandonada de considerables dimensiones y con una tribu, de nombre Cahokia, viviendo en la zona, cuyo nombre luego acabó bautizando a la urbe. Casi desde entonces, ha resonado la pregunta de qué ocurrió con los antiguos pobladores de la ciudad. Una de las hipótesis que se ha barajado es la aparición de una pequeña edad del hielo: es decir, que un cambio climático afectó al modo de vida de aquellos pobladores, probablemente porque impidió que obtuvieran suficientes alimentos de la agricultura.
Un estudio que se acaba de publicar en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) ha aportado una nueva luz a este misterio. La investigación, realizada por científicos estadounidenses de las universidades del estado de California, de California en Berkeley y de Wisconsin-Madison, ha reconstruido el la historia y el clima del área donde se levantaba la ciudad analizando los sedimentos de un lago y también otro curioso indicio: heces humanas antiguas.
«Normalmente los datos arqueológicos se usan para reconstruir una población humana, mientras que los científicos del clima usan otros datos diferentes», ha dicho en un comunicado AJ White, director de la investigación. «Uno conlleva excavar y analizar restos arqueológicos, y el otro implica estudiar testigos de lagos», ha proseguido. «Aquí, hemos obtenido ambos tipos de datos al examinar los testigos del lago».
Los sedimentos depositados bajo el agua de los lagos en ocasiones permiten reconstruir el régimen de precipitaciones que hubo en una zona concreta. Los científicos analizan la presencia de ciertos isótopos de oxígeno, que son como una huella de un pasado en el que dominó la evaporación del agua o bien en el que la precipitación tuvo un papel más preponderante. Además, siempre ocurre que aquellas capas de los sedimentos que están al mismo nivel tienen la misma antigüedad, y que los más antiguos están a mayor profundidad.
Heces antiguas
Pero, en este caso, los investigadores analizaron, además, la presencia de ciertos estanoles, unas moléculas producidas en el intestino humano durante la digestión y que son eliminadas con las heces.
De hecho, el año pasado varios investigadores averiguaron que podían detectar estas marcas en sedimentos del Lago Horseshoe, cerca del yacimiento de Cahokia. Por tanto, se plantearon si era posible analizar las distintas capas de sedimentos en busca de estos estanoles, y tratar de reconstruir así la historia de la ciudad en función de la cantidad de heces que fueron arrastradas hasta el lago.
De hecho, el equipo de White ha averiguado que el peculiar registro formado por las heces coincide con las estimaciones de población para Cahokia de métodos arqueológicos convencionales.
Entonces, ¿qué ocurrió en la ciudad? Según Sissel Schroeder, coautora del estudio e investigadora en la Universidad de Wisconsin-Madison, la ocupación de la zona comenzó en torno al año 600. Alcanzó un pico en el 1100, fecha en la que allí vivieron decenas de miles de habitantes. Ya a partir de 1200 Cahokia entró en declive y en 1400 quedó abandonada.
Por otra parte, los datos climáticos han permitido a los investigadores averiguar que en el 1150 hubo una importante inundación en el río Missisippi. En esa misma ventana de tiempo comenzó a aumentar la aridez de los veranos. En paralelo, el registro arqueológico muestra que la densidad de las casas y el tipo de artesanía fabricada en Cahokia cambió.
Todas estas pistas son indicadores, según Schroeder, de la existencia de «algún tipo de estresante socio-político o económico que estimuló algún tipo de reorganización».
De hecho, según White, el estudio subraya las complicaciones comunes a muchas culturas y cómo los cambios ambientales pueden contribuir a provocar cambios sociales. Justo del mismo modo como está ocurriendo u ocurrirá con el actual cambio climático, como alertan la mayoría de los científicos del área.
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