Víctor Fernández
Oswall se reunió allí con funcionarios cubanos y agentes soviéticos.
El 26 de septiembre de 1963, Lee Harvey Oswald se trasladó a México DF. Esta visita es para muchos investigadores del asesinato de Kennedy la clave al tratarse de un posible punto de encuentro entre Oswald y los hipotéticos conspiradores. Los papeles desclasificados contienen mucha y nueva información sobre esa estancia en la que Oswald tuvo encuentros muy sospechosos.
En este sentido tenemos un informe del FBI fechado un día después del asesinato de Kennedy y cuando Oswald ya está preso de la Policía de Dallas. El FBI había podido pinchar una llamada telefónica del 28 de septiembre de 1963 con Valery Vladimirovich Kostikov, cónsul soviético en Ciudad de México y un alto cargo del KGB. Oswald habla en un «ruso roto», según el documento tachado como confidencial, preguntando al guardia que le atiende el teléfono si «hay alguna novedad sobre un telegrama de Washington». El FBI tenía identificado a Kostikov como un alto cargo del KGB del que se sabía que había participado en asesinatos en la Unión Soviética. ¿Le pidió algún tipo de ayuda Oswald? ¿Qué sabía la URSS de las intenciones de Oswald? ¿Le comunicó que estaba preparado para atentar contra Kennedy en Dallas?
Las autoridades estadounidenses sabían que debían ahondar en el misterio mexicano y no tardaron en pedir información al otro lado de la frontera. El 23 de noviembre de 1963, un día después de la muerte de JFK, el jefe de la CIA en México, Winston Scott, se ponía en contacto con el subsecretario de Gobernación mexicano, Luis Echeverría Álvarez, pidiéndole que se detuviera en secreto a Silvia T. Durán. Ella era una empleada de la embajada cubana en la capital mexicana y parece ser que habría sido la responsable de facilitar a Oswald un visado para la isla caribeña. De esta manera, el presunto asesino habría podido huir hacia el país de Fidel Castro tras haber cometido el asesinato de Kennedy.
Un capitán del Ejército llamado Fernando Gutiérrez Barrios fue el responsable de llevar a cabo la detención de Durán, interrogándola de acuerdo a las órdenes de la agencia estadounidense. Poco después, la sospechosa fue puesta en libertad.
Otra mujer investigada en México era una conocida de Durán llamada Elena Garro, una reconocida escritora que ha sido vinculada con el «realismo mágico». Su entonces esposo era Octavio Paz, futuro Premio Nobel de Literatura, de quien la CIA también solicitó información por sus hipotéticos, aunque inexistentes, vínculos con Lee Harvey Oswald. También fue objeto de investigación otro autor mexicano, Emilio Carballido, un trabajo del que se encargaron dos agentes conocidos por la identificación Litempo 7 y Litempo 9.
En las pocas declaraciones que Oswald dio a la Policía de Dallas, en ningún momento aclaró qué había hecho en México unas pocas semanas antes de que Kennedy fuera asesinado en la ciudad. Los nuevos documentos liberados pueden ser el inicio de la resolución de esa extraña estancia, un episodio que la CIA y el FBI han tratado de resolver desesperadamente.
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