Ethel Bonet
El presidente estadounidense, Donald Trump, que nunca vio con buenos ojos la rúbrica del acuerdo por su antecesor Barak Obama, estaría dispuesto a revocarlo e imponer sanciones a Irán al considerarlo «una vergüenza para EEUU»
A una semana de la próxima validación del pacto nuclear con Irán, firmado por las potencias mundiales y el régimen de los ayatolás en junio de 2015, las opciones de que Estados Unidos siga apoyando el acuerdo se vuelven muy limitadas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, que nunca vio con buenos ojos la rúbrica del acuerdo por su antecesor Barak Obama, estaría dispuesto a revocarlo e imponer sanciones a Irán al considerarlo “una vergüenza para EEUU”.
Gracias al acuerdo nuclear del 5+1 e Irán, el régimen de los ayatolás ha reducido considerablemente la producción de uranio enriquecido, alejando los fantasmas de un irán nuclear. Antes del pacto, Iran tenía 19.000 centrifugadoras en funcionamiento en sus plantas nucleares que producían 8000 kilogramos de uranio enriquecido a baja escala y se construyó la planta de agua pesada con un reactor nuclear de Arak. Tras la rúbrica del acuerdo nuclear, dos tercios de las centrifugadoras dejaron de funcionar, se redujo la producción a 300 kilogramos de uranio enriquecido al 3,67 por ciento y se desmanteló el reactor nuclear de la planta de Arak. Durante los dos años en los que Irán ha frenado sus ambiciones nucleares, el país ha experimentado un crecimiento económico y un apertura al comercio exterior, especialmente con las exportaciones de petróleo, tras el levantamiento de las sanciones económicas. En 2016 Irán registró un crecimiento económico de 12.5 %, del que el 9,8 % provino de las actividades petrolera, según datos del Banco Nacional iraní. Precisamente, el desahogo económico que han tenido en el último año los iraníes, tras años de depresión económica y de apretarse el cinturón, ayudó a que el presidente iraní Hasan Rohani ganara de nuevo las elecciones presidenciales de 2017.
La salida de Estados Unidos, signatario de este hito diplomático con Irán, daría la razón al ala ultraconservadora iraní que auguraba que EEUU traicionaría a la república islámica. A corto plazo, la imagen del reelegido presidente iraní saldrá dañada ya que el sector más conservador se encargará de avivar las ascuas de la discordia. A largo plazo, peligra la seguridad mundial si los ingenieros iraníes reactivan el programa nuclear que, aunque dicen tiene fines pacíficos, podrían obtener la bomba atómica.
Si, de nuevo, la población iraní vuelve a sentirse económicamente presionada podría jugar en contra del gobierno moderado iraní y a favor de instaurarse de nuevo un régimen ultraconservador. Irán volvería a revivir la pesadilla de los dos mandatos del ultraconservador presidente Mahmud Ahmadineyad y la comunidad internacional dejaría de dormir tranquila por las noches.
Desde que empezó a hacer aguas la relación entre el moderado presidente Rohani y Trump este verano, tras unas pruebas balísticas que llevaron a EEUU a poner sanciones a Iran por su programa militar, el discurso entre los dos líderes comenzó a ser agresivo. Ahora ya no solo se trata de una guerra dialéctica sino que ambos mandatarios están dispuestos a pasar a la acción.
El presidente iraní ha dejado a un lado su diplomacia con EEUU para condenar la "falta de compromiso" de Washington con ese pacto, un comportamiento que "demostró que es un socio poco fiable para el mundo e, incluso, para sus más antiguos aliados”.
Rohani llegó a amenazar con salirse del llamado Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), si EEUU persevera en la política de sanciones contra su país. Pero parece que esta vez será EEUU quien se adelante y abandone el acuerdo nuclear con Irán.
Analistas opinan que si el presidente Trump se sale del acuerdo unilateralmente, la situación se volverá aún más vulnerable en la ya agitada región de Oriente Medio.
“El camino es solo de la diplomacia sino habrá una nueva guerra en Oriente Medio” auguró a LA RAZÓN el analista político libanés Basam Lahud.
Ninguno de los otros cinco firmantes (Francia, Rusia, China, Reino Unido y Alemania) apoya la ruptura con el pacto nuclear. Incluso París ha pedido abiertamente a Trump que lo conserve bajo el argumento de que evita la proliferación nuclear en un escenario mundial sometido a la escalada norcoreana.
Incluso Irán se ha mostrado abierto a conversaciones con las seis potencias mundiales sobre su arsenal de misiles balísticos, tratando de reducir la tensión sobre el programa nuclear en disputa.
Así se vio en la última reunión entre el secretario de estado de EEUU, Rex Tillerson y el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, auspiciada por la Unión Europea, que trata de sacar a
flote el acuerdo nuclear.
En una comparecencia, con motivo del comienzo del año académico iraní, el presidente Rohani declaró ayer que “Hemos demostrado al mundo que fuimos honestos”.
“Nuestros diplomáticos fueron tan fuertes que negociaron con las seis potencias mundiales sellando un acuerdo; un trato que la otra parte argumenta ahora que han sido engañados, lo cual por supuesto supone una lectura errónea”, refutó el mandatario iraní.
“Demostramos que no sólo somos fuertes en el campo de la guerra, sino también en la paz. Y eso es irreversible”, agregó.
Las palabras hacia EEUU del ex presidente iraní e influyente ayatolá, Ahmad Jatamí, no fueron tan conciliadoras. En el sermón del viernes Jatamí denunció queque Estados Unidos ha violado“el cuerpo y el espíritu” del acuerdo nuclear.
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