sábado, 2 de febrero de 2019

Egipto se planteará reducir a 25 las visitas diarias a la tumba de Tutankamón. 1º ESO

ABC CULTURA
Míkel Ayestarán

Restaurado el sepulcro del faraón más famoso de todos los tiempos. Hawass pide cambios de gestión para que el Valle de los Reyes dure más de 500 años.


La momia del faraón niño - Reuters


La egiptología se ha convertido en la mejor fuente de buenas noticias para un país deprimido por la grave situación económica, la amenaza del grupo yihadista Daesh, fuertemente arraigado en el Sinaí, y la fuerte represión del Gobierno del presidente Abdel Fatah Al Sisi. Una semana después de que Zahi Hawass, uno de los expertos sobre el Antiguo Egipto más célebres y ex ministro de Antigüedades de Egipto durante la era de Hosni Mubarak, anunciara por enésima vez el descubrimiento del lugar donde fueron enterrados Cleopatra y Marco Antonio, el Instituto de Conservación Getty (GCI) anunció el final de los trabajos de investigación y conservación en la tumba de Tutankamón.
La tumba del faraón más mediático de todos los tiempos ha necesitado casi una década de cuidados para intentar paliar los daños sufridos, sobre todo, por culpa de la entrada masiva de turistas, que ha ocasionado el deterioro de sus pinturas murales. La revista «The National Geographic» informó de que en esta tumba, emitió un comunicado en el que recogió que «se creía que podían estar creciendo manchas marrones, proliferaciones microbiológicas en las pinturas murales de la cámara funeraria». Para mejorar la conservación del enterramiento, el instituto Getty va a proponer al Gobierno egipcio que limite las visitas de turistas, a un máximo de 25 personas al mismo tiempo, una cifra muy inferior a la que actualmente se ve expuesto el diminuto recinto. En la misma línea, Zahi Hawas advirtió, en declaraciones a periodistas, de que si no se cambia el modelo de gestión del Valle de los Reyes, «no durará otros 500 años».

Amenaza microbiana

Los expertos alertaron de que «la humedad y el dióxido de carbono generados por los visitantes propician el desarrollo microbiológico y pueden dañar las pinturas murales cuando fluctúa la cantidad de vapor de agua en el aire». Las pinturas también habían sufrido «arañazos y abrasión y otros daños accidentales causados probablemente por los equipos de filmación en los espacios reducidos de la cámara». Los expertos del GCI han trabajado codo con codo con el Ministerio de Antigüedades de Egipto en este que califican como «el estudio más exhaustivo del estado de la tumba desde los tiempos de Carter». Hawass expresó su satisfacción por el final de un trabajo que «es importante para el futuro y el patrimonio de una gran civilización que debe vivir para siempre».
Los visitantes que acudan a partir de ahora al Valle de los Reyes, en Luxor, se encontrarán con una tumba en la que también se han mejorado «pasarelas, plataforma de observación, rotulación, iluminación» y se ha instalado «un sistema de ventilación y filtración para mitigar la humedad, el dióxido de carbono y el polvo», detalló el GCI.
Cuando se llega al Valle de los Reyes se compra una entrada general, pero el acceso a las tumbas de Tutankamón y Nefertari, la esposa de Ramsés II, requiere entradas especiales de mayor coste. En esta necrópolis se han descubierto más de 60 tumbas, pero los grupos de turistas siempre visitan las mismas y esto ha perjudicado su estado de conservación. Las autoridades egipcias se encuentran presas del dilema que representa la necesidad de contentar a los visitantes y hacer caja o conservar de la mejor forma posible su patrimonio. Un equilibrio nada sencillo.

Atractivo mundial

Los expertos han trabajado en una tumba que no ha cerrado sus puertas porque es uno de los mayores atractivos turísticos de un país que desde la revolución de 2011 ha visto como se ha hundido el número de visitantes. Desde que fuera descubierta por Howard Carter en 1922, la leyenda de Tutankamón ha ido creciendo «hasta convertirse en un icono de la egiptología comparable a las Pirámides», apunta Rosa Pujol, presidenta de la Asociación Española de Egiptología (AEDE).
A lo largo de 3.000 años de historia el conocido como faraón-niño, murió a los 19 años tras reinar solo 9, «despertó el interés de muchos de los que luego habrían de dedicar sus vidas al estudio científico de esta milenaria cultura. Su tumba nos aportó datos de valor incalculable, fue el descubrimiento del siglo», asegura Pujol.
La sepultura guardaba en cuatro pequeñas cámaras 5.000 objetos preciosos que ahora se pueden ver en el Museo Egipcio de El Cairo, el más conocido de todos su máscara funeraria dorada, que representa el rostro idealizado de este faraón de la dinastía XVIII. «El turista entra en la tumba por su espíritu y leyenda, pero donde auténticamente se ven los tesoros es en El Cairo», apunta la presidenta de la AEDE, que apunta a la tumba de Nefertari como «la auténtica Capilla Sixtina del valle de los Reyes». Esta tumba también fue restaurada por el GCI y su visita está limitada a grupos reducidos y a un tiempo no superior a diez minutos.
Al valor cultural hay que añadir la «maldición» que rodea a Tutankamón desde la muerte de Lord Carnavon, el mecenas de Carter que falleció cinco meses después del descubrimiento de la tumba. Las autoridades egipcias confían en la leyenda de su joven faraón, parte de cuyo tesoro viaja por los mejores museos del mundo a cambio de importantes sumas de dinero, para resucitar un sector que en sus mejores años representaba más del 10% del PIB y empleaba a un 13% de su mano de obra. Tras recuperarse parcialmente después de la revolución que derrocó a Hosni Mubarak en 2011, la irrupción de DAESH en el Sinaí y los ataques de 2015 en junio en Giza y Luxor, las dos ciudades más visitadas gracias a las Pirámides y al templo de Karnak y el Valle de los Reyes, terminaron por ahuyentar a los visitantes.

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